Cualquier espacio exterior de la vivienda se puede disfrutar muchísimo cuando llega el buen tiempo, pero cuando el calor aprieta o el sol incide directamente, puede resultar molesto. Poner un toldo es la solución perfecta para que nada altere esos momentos de relax, de ocio o de reunión que se pueden disfrutar al aire libre sin salir de casa. ¿Pero cómo acertar en la elección?
Consejos generales
Independientemente del espacio del que estemos hablando (balcón, terraza o azotea) hay una serie de cuestiones que siempre conviene tener en cuenta:
- Dimensiones del espacio en el que se va a poner el toldo, ya que de ello dependerá en buena medida el tipo de estructura.
- Orientación: hay que tener en cuenta que en terrazas orientadas al este o al oeste, tanto en el amanecer como en el ocaso algunos tipos de toldo pueden no ofrecer la mejor cobertura.
- Climatología: zonas especialmente ventosas o lluviosas obligarán a elegir estructuras y lonas más resistentes o, al menos, sensores para que se recojan automáticamente en caso de circunstancias adversas.
- Tejidos: las lonas de los toldos se fabrican en infinidad de materiales. No solo hay que fijarse en el color o el diseño, también en el tipo de tela. Las acrílicas son resistentes y filtran bien los rayos solares, pero las microperforadas, además, ayudan a refrescar el ambiente debajo del toldo.
- Comunidad y ordenanzas municipales: cuando se trata de edificios, puede haber limitaciones para instalar toldos o que obliguen a un determinado diseño. Conviene comprobarlo.
Ahora sí, ¿qué toldo elijo?
Una vez vistas algunas recomendaciones básicas, llega el momento de elegir. En el caso de los balcones, no supone una gran complicación. Suelen ser de pequeñas dimensiones y la función del toldo será, sobre todo, evitar que el sol penetre en el interior de la vivienda. Lo más sencillo y económico es instalar un toldo de punto recto, anclado a la parte superior y con dos brazos fijos a ambos lados. Otra opción son los toldos de brazos abatibles, que permiten una mayor protección.
Si hablamos de terrazas, los más aconsejable son los toldos de brazos articulados. Se fabrican en infinidad de medidas y permiten cubrir grandes espacios. Además, son muy resistentes y los hay en modelos muy diferentes. Se pueden elegir con faldón o sin él y con cofre o semicofre o sin él. Hay que tener en cuenta que los que llevan cofre están completamente resguardados de polvo y humedad cuando están recogidos, de modo que su vida útil es mayor.
Hay otros aspectos que se deben tener en cuenta. El primero de ellos es si se automatiza o no. Un toldo con motor es más caro, pero mucho más cómodo y también durará más, ya que se evitan movimientos bruscos. El segundo aspecto son los sensores que se pueden instalar y que son muy útiles para que el toldo se recoja solo ante viento o lluvia, lo que también prolongará su vida útil.
Finalmente, cuando hablamos de azoteas o áticos, estos mismos toldos articulados pueden ser una buena solución, pero no la única. Cuando la superficie que se desea proteger del sol es muy amplia, un toldo con pérgola es una buena alternativa. Son muy resistentes y también se pueden automatizar, pero tienen la desventaja de que la estructura es vista y no se puede desmontar. Para necesidades muy puntuales puedes optar por un toldo vela, pero no olvides son muy resistentes.
Con estos consejos será más sencillo acertar con el tipo de toldo que realmente necesitas o que te va a permitir disfrutar mucho más de ese pequeño tesoro que son terrazas y balcones. En cualquier caso, es importante que no te precipites y consultes con especialistas si tienes dudas, la vida útil del toldo puede depender de ello.
Fuente: habitissimo